The Bigger Picture, publicado por Hyperion Avenue, llegará a las librerías el 4 de noviembre de 2025, mostrando una mirada íntima a su carrera.
Cuando se habla de producciones legendarias, pocas igualan la magnitud que envolvió a Titanic. En su libro póstumo The Bigger Picture, el productor Jon Landau, fallecido en julio de 2024 a los 63 años, ofrece una mirada íntima y reveladora sobre los días turbulentos en que James Cameron llevó su épico romance marítimo a la gran pantalla.
Estrenada el 19 de diciembre de 1997, Titanic se convirtió en un fenómeno global: recaudó más de 2 mil millones de dólares y obtuvo 11 premios Oscar, incluidos Mejor Película y Mejor Director.
Pero, según Landau, el camino hacia el éxito fue cualquier cosa menos tranquilo. “Parecía más un pozo de dinero que una apuesta segura”, escribió, recordando los meses en que el proyecto parecía destinado a hundirse bajo el peso de su ambición y su presupuesto desbordado.
El productor decidió escribir sus memorias tras ser diagnosticado con cáncer, y en ellas relata con franqueza los obstáculos que enfrentó.
Desde la escena del hundimiento del transatlántico hasta el misterioso episodio en que alguien habría contaminado con PCP la comida del equipo. “Hubo momentos en que pensé que no llegaríamos al final”, admite.
Una de las batallas más recordadas ocurrió “tarde en la producción”, cuando los costos se habían disparado y los ejecutivos de 20th Century Fox comenzaron a presionar.
Peter Chernin, entonces jefe del estudio, envió a representantes para controlar los gastos y proponer recortes. Entre las escenas en riesgo estaba una aparentemente menor: aquella en la que Jack (Leonardo DiCaprio) enseña a Rose (Kate Winslet) a escupir desde la borda del barco.
“El estudio no siempre entiende el valor de una escena. Parecía trivial, pero ese momento de complicidad se volvería crucial cuando Rose escupe en la cara de su prometido”, recordó.
Ni los ejecutivos, ni los coproductores, ni siquiera los propios actores creían en ella. “Leonardo DiCaprio no la quería. Kate Winslet tampoco”, recordó Cameron en 1997.
Solo el director y Jon Landau, defendieron su permanencia. El tiempo, y el público, les dieron la razón.
Las tensiones con el estudio se intensificaron cuando Fox consideró que el metraje era demasiado largo —casi cuatro horas— y envió al presidente Bill Mechanic a sugerir cortes.
“Si le preguntas a Bill, dirá que su lista era razonable; si le preguntas a Jim, dirá que era absurda”, recordó Landau.
Cameron, enfurecido, detuvo la filmación y se encerró en su apartamento. Fue el propio Jon Landau, junto a la productora Rae Sanchini, quien lo convenció de volver al set.
“Seguimos rodando. No hubo más menciones de los recortes. Íbamos a terminar la película en nuestros propios términos”, dijo.
El alivio llegó poco después. Chernin, tras ver los primeros dailies del rodaje, llamó personalmente al productor: “Jon, estoy molesto. Pero también impresionado. Son algunos de los mejores dailies que he visto en mi vida”.
Finalmente, para el productor, fue una validación rotunda: “La mayoría de los que criticaban Titanic no habían visto ni un minuto de película. No comprendían lo que Jim estaba logrando”.


